Esto le pasa al cerebro de tu hijo cuando le gritas

Cuando nuestros hijos nos desobedecen es cuando vienen los castigos los regaños y sobre todo los gritos.


Científicos dicen que gritarle a los niños es tan malo como golpearlos, somos nosotros quién debemos de poner el ejemplo mostrando calma y hablando con firmeza, evitando los gritos.

La Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Michigan han colaborado en un estudio conjunto, publicado por la revista Child Development, en el que han hecho un seguimiento del comportamiento de casi mil familias compuestas por padre, madre e hijos de entre 13 y 14 años. De él se extrae que el 45% de las madres y el 42% de los padres admitieron haber gritado y en algún caso insultado a sus hijos.

Los investigadores comprobaron los efectos de esa violencia verbal sobre los niños y encontraron que habían desarrollado diversos problemas de conducta en el año sucesivo, comparado con los niños que no habían recibido gritos. 

Los problemas iban desde discusiones con compañeros, dificultades en el rendimiento escolar, mentiras a los padres, peleas en el colegio, hasta robos en tiendas y síntomas de tristeza repentina y depresión.

Gritar a nuestros hijos raramente soluciona el problema, al contrario no debemos gritarles, ni decirles insultos verbales hacía su perosona.

Cuando una persona se frustra, su cerebro libera cortisol, la hormona del estrés, es como si la persona dejara de pensar el centro cognitivo del cerebro se apaga y el centro emocional se hace cargo. 

Esto explica el porqué los padres gritan. En respuesta, lo mismo les sucede a los niños ante los gritos, sus niveles de cortisol suben, sus emociones toman el control, y pueden o quedarse congelados y no hacer nada, o responder gritando de regreso, o bien terminar montando un berrinche.

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